Elementos inmateriales
Incluye un estudio de investigación sobre la antropología y su contextualización en el Patrimonio Comunitario del territorio, identificando todos los recursos del Municipio y su vinculación a la creación de productos, itinerarios culturales y turísticos.
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La sombra de los valles
La expresión " por la sombra de los valles" alude a una forma tradicional de medir el tiempo en una estrecha relación con la naturaleza. La expresión se encuentra directamente relacionada con el pastoreo del ganado, actividad fundamental en los valles de la llamada Tebaida Berciana. La actividad del pastoreo, excepto en aquellos momentos en los que la nieve cubría de forma completa los valles se llevada a cabo de forma colectiva o colaborativa. Los ganados se agrupaban y los vecinos pastoreaban varios rebaños según le tocaba según la regla institucionalizada de "ir a días". El pastoreo denotaba un conocimiento del monte adquirido desde la infancia a través de todo un conjunto de categorías toponímicas que dotaban de un sentido local y cercano al territorio. El cuidado del ganado llevaba todo el día con la vigilancia puesta en el control del rebaño ante los distintos lugares sembrados y guiándose en todo momento por el sol y , sobre todo, por la sombra de los valles. -
La siembra y los chanos.
La supervivencia de los pobladores de estos valles de la Tebaida berciana dependía en gran medida de la combinación de las prácticas ganaderas con la producción agrícola. Si bien, la interacción con el medio natural resultaba enormemente dura y arriesgada por varios motivos, tal y como se describe en el audio que adjuntamos como testimonio etnográfico. En primer lugar por las inclemencias del tiempo, puesto que se realizaba la siembra a principios del mes de septiembre coincidiendo con las fiestas de la Encina, y para la fiesta del Cristo tenía que estar ya todo sembrado, pero coincidía con la venida de grandes tormentas y grandes riadas. Y, por otro lado, la labor agrícola estaba muy condicionada por la pendiente de las laderas, lo cual hacía muy difícil el cultivo en todas sus fases, desde la siembre hasta el abonado y la recolección. Esto implicaba una enorme pericia en el uso de los animales de tracción y un gran conocimiento del terreno. En algunos casos, cuando era posible se construían artificialmente los llamados chanos, terrenos que ofrecían la posibilidad de ser aplanados para un mejor cultivo, si bien, solamente era posible en pocas ocasiones. La tendencia era a buscar los chanos naturales para el cultivo del cereal. En esta tarea, generalmente masculina, en algunas ocasiones requería toda la fuerza y la maña posible y las mujeres formaban parte también del esfuerzo colectivo. -
Labrar pizarra. El Cembón.
Los modos de supervivencia en entornos de montaña hostiles pasaba por aprovechar al máximo los recursos naturales que se encontraban alrededor. Desde la fabricación de la cal a partir de las piedras calizas hasta la producción de la pizarra. Antes de la extracción y producción industrial de la misma, el proceso de realizaba artesanalmente y conllevaba el proceso de labrado de la piedra. Junto a esto, el audio que presentamos nos da cuenta del conocimiento toponímico del lugar y de las distintas posibilidades de aprovechamiento que se plantean en la localidad. Así se citan lugares que se corresponden con vetas de pizarra de dónde se extraía el mineral. El cullado y el cembón son dos términos que describen estos lugares en Montes de Valdueza. -
Apañadera
La apañadera es un objeto tradicionalmente usado para la recogida de la castaña después de haber sido vareada por los hombres de la comunidad en los castaños propios o en los castaños comunes. Tradicionalmente ha sido un trabajo femenino complementario al trabajo masculino que consistía en subirse al árbol y varear. Es el objeto utilizado con anterioridad a los guantes que se usan actualmente para evitar que los erizos puedan hacer daño en las manos. Las apañaderas o pañaderas tenían forma de pinza y se usaban para pañar o apañar junto con la fardela o morral, objeto que también formaba parte de la práctica de la recogida de la castaña y que es denominado en algunos lugares como Curuxa o Curuxin. Relacionada con este objeto y este término se encuentra el término Pañadora o Apañadora que describe a la mujer que recoge con las fornazas o pañaderas los erizos de las castañas al varear. Este instrumento era elaborado artesanalmente con la madera del mismo árbol tal y como se describe en el audio que completa este elemento. Ha supuesto un conocimiento y una técnica artesanal que se ha perdido y solamente se conserva en la memoria oral. -
La corta. Ganadería y cortar el roble
Los usos ganaderos han estado vinculados a zonas de montaña donde los pastos han sido el sustento principal para los animales domésticos. Estos usos productivos ganaderos han mantenido una economía de subsistencia en cuanto a los productos y alimentos de proteína animal, pero también han servido como bienes de intercambio a través de una red compleja y extensa de mercados de ganados que nutrían de ingresos a las familias locales, pero que han dado lugar a prácticas económicas relacionadas con tratantes de ganado, intermediarios e incluso expertos en el cuidado y la sanación de animales enfermos. -
La boda y tornaboda.
El día de la boda era el día más importante y comenzaba con un acto religioso. La religión en estas comunidades tradicionales ha desempeñado un papel central en todos los actos rituales y en los momentos de paso y de cambio de estado y de rol social. La misa por tanto es el acto central desde el punto de vista religioso, pero luego ya comienza la parte festiva. La comida y sobre todo el baile, tal y como se comenta en el audio. Los novios pagaban a un tamboritero para que acompañase con su música todos los actos de ese día y del día posterior. A pesar de que Villanueva de Valdueza ha contado con un gran tamboritero, en este caso, se comenta que venía de Montes de Valdueza y que acompañaba en la boda y la tornaboda. Es reseñable la mención sobre todo al canto y al baile, así como a la presencia de los novios y sus acompañantes en distintas bodegas donde era muy frecuente beber juntos vino realizado en casa. -
El bramante.
El nombre de bramante remite a un tipo de hilo usado para enchorizar, es decir, para atar la carne embutida durante la matanza. Las técnicas tradicionales para esta actividad han ido cambiando con el tiempo. Tal y como se menciona en el documento etnográfico, durante algún tiempo se embutía con la mano, con mucho cuidado de no romper la tripa. Después ya llegaron las máquinas de madera que facilitaron enormemente la tarea, si bien estas máquinas no estaban al alcance de cualquiera, no todas las familias disponían de una y en algunas ocasiones se iban prestando o bien, acudían las familias a realizar los chorizos a las casas donde había el artefacto de embutir. En este caso, el hilo descrito como bramante o también conocido como hilo de palomar se usaba de forma cotidiana para las matanzas y para atar todo tipo de carne. Destaca este tipo de hilo de cáñamo por su resistencia a las altas temperaturas. Es interesante resaltar también como en el documento etnográfico, y al hilo de esta temática, se hace mención a la elaboración de dos tipos al menos de chorizos, unos que llamaban de gastar y otros de guardar. Siendo estos últimos los que se ofrecían a los huéspedes como invitación en un momento determinado, o bien, se sacaban para celebrar algún acontecimiento relevante. -
Bailar el erizo
Bailar el erizo es una expresión que denota una práctica tradicional relacionada con el cultivo de las castañas y que ha sido documentada en los valles del río Oza. La economía de las distintas localidades que se sitúan en el valle ha estado condicionada en gran medida por el cultivo y el cuidado del castaño, como un elemento complementario fundamental en la alimentación de las familias que han habitado el lugar. El plantado del castaño, su cuidado y limpieza, así como la recolección del fruto, su transporte, almacenamiento y su posterior elaboración y consumo ha sido una práctica que ha supuesto la transmisión de conocimientos entre distintas generaciones. A su vez, ha sido objeto de múltiples transformaciones y cambios sucedidos en los últimos años, tanto en el cuidado del árbol como en su cuidado y comercialización. Se mantiene esta práctica viva en la memoria de los habitantes del valle la forma tradicional de proceder, tal y como se puede percibir en el audio que completa esta entrada. El modo de limpieza de los erizos de los castaños pasaba por lo que se describe como un baile de un modo figurado. Los hombres y mujeres se ponían unas botas y con ellas iban pisando los erizos para separar el fruto de las cáscara llena de pinchos cuando ya estaban curtidos, para luego con un rastro o rastrillo ir amontonando el fruto. El movimiento acompasado de las piernas sobre los erizos se consideraba como si fuera un baile.








