Bienes históricos o artísticos

Inventario de Bienes Muebles en diversas localidades del Municipio de Ponferrada. Incluye la actualización de los Inventarios de Bienes Muebles de la Iglesia Católica sobre las bases de datos existentes, así como la elaboración de nuevos inventarios del Patrimonio Mueble de titularidad municipal. 
  • Salas de los Barrios. Iglesia de San Martín

    La iglesia de San Martín está situada entre Salas de los Barrios y Lombillo. Se trata de un gran edificio, de compleja historia, que según los testimonios documentales llegó a pertenecer al priorato de Compludo.
  • San Esteban de Valdueza. Iglesia de San Esteban

    Iglesia de nave única, cabecera destacada en anchura y altura y torre espadaña a los pies. Engaña su sobriedad exterior pues otrora contó con varias capillas y espacia adosados hoy desaparecidos. Aunque toda ella se levantó en mampostería su portada, de sillería, conserva molduraciones aparentemente labradas en el tránsito del gótico al renacimiento. Los tres tramos de su nave rectangular conservan un interesante conjunto retablístico, fechable entre los siglos XVII y XVIII, a mayores del sobresaliente retablo mayor, donde entre tallas barrocas llama la atención la Virgen de Folibar, imagen medieval traída desde la arruinada ermita de su nombre.
  • Montes de Valdueza. Ermita de la Santa Cruz

    Pequeño edificio, recientemente restaurado, de nave única y planta cuadrangular. Erigida a comienzos del siglo XVIII, conserva cuatro réplicas de piedras de origen visigodo encima de su único acceso, origen de esta ermita. Se encuentra a las afueras del pueblo de Montes de Valdueza, al pie del camino que conduce a la Herrería de los Monjes, y conserva un sencillo mobiliario litúrgico, concentrado en su retablo mayor.
  • Valdefrancos. Iglesia de San Bartolomé

    Parroquia de la pequeña localidad de Valdefrancos, ubicada en la margen izquierda del rio Oza que divide la población en dos. Dedicada a San Bartolomé, se erigió entre los siglos XVII y XVIII. Al exterior llama la atención su correcta fábrica y su esbelta espadaña. Y en su interior se conserva un interesante retablo mayor de factura barroca, labrado a mediados del siglo XVII con una Inmaculada de modelos fernandescos y un curioso programa iconográfico dedicado a la orden de San Francisco. Además de este conjunto conserva otra pareja de retablos elaborados entre los siglos XVII y XVIII, de dispar interés y estado de conservación. En uno de estos se exhibe la imagen del titular de la parroquia, conocido popularmente como "San Bartolo".
  • Compludo. Iglesia de los Santos Justo y Pastor

    Edificio de una sola nave, con cabecera de planta recta y espadaña a los pies. En su interior se compone de una cabecera que se separa de la nave mediante un arco de gloria de medio punto (deformado y con alguna cuña) cuya rosca exhibe la sillería. La nave se articula en dos tramos divididos por un arco fajón de medio punto, enlucido. Abre al norte del primer tramo de la nave una capilla de patronato desconocido (a pesar de su escudo), presidida por el retablo del Santo Cristo (situado sobre el hastial norte), y al sur de dicho tramo una sacristía, anexa a la cabecera. Cubre la cabecera con bóveda nervada de crucería, con terceletes y combados; una armadura de madera (siglo XX) en el primer tramo de la nave, y simplicísima cubierta de madera en el segundo. La capilla lateral lo hace con bóveda de cañón de eje paralelo a la nave. El edificio se levantó en mampostería, posteriormente enlucida, si bien hace ya algún decenio se desolló su hastial occidental, eliminando con ello parte de su tipicidad. La espadaña dispone de dos troneras y remata en agudo piñón, como es costumbre en la tradición constructiva de la región. Conserva en el ábside el retablo mayor (Santos Justo y Pastor). En el muro sur del presbiterio, el retablo de la Virgen del Rosario. En el primer tramo de la nave del muro norte, el retablo de la Inmaculada, y en la capilla septentrional, el retablo del Santo Cristo. Debe datar de principios del siglo XVI, sin que deba vincularse con el antiguo monasterio del que hablan las fuentes, fundado por san Fructuoso.
  • Montes de Valdueza. Iglesia de San Pedro

    De origen visigodo, y reconstruido a comienzos del siglo X, la parte conservada más antigua es el templo monástico benedictino, de estilo románico, convertido en iglesia parroquial después de la Desamortización. Consta de tres naves, rematadas por sendas cabeceras de planta semicircular, y torre a los pies. Conserva el acceso sur (románico) y otro neoclásico al oeste. Es el edificio referencial de todo el valle, contó con claustro (s. XVI), patio y restos de ampliaciones monásticas. Actualmente se encuentra en fase de ruina consolidada, con la panda oriental rehabilitada. Destaca su célebre lápida fundacional, de la época de san Genadio, y la gran cantidad de mobiliario litúrgico de su interior, donde impera el estilo barroco, pues el templo conoció una extraordinaria renovación en el siglo XVIII. Cada una de sus tres cabeceras alberga un retablo, dedicados a San Pedro (central), San Genadio (norte) y a la Virgen de la Guiana (sur). Otros dos en los machones que flaquean la capilla mayor, dedicados a San Benito (norte) y Santa Gertrudis (sur), y un retablo pintado, de estilo neogótico, en el hastial norte del transepto. La iglesia tiene un doble coro, uno en la nave central y otro sobre la tribuna. Capítulo aparte merece la sacristía, un espacio rococó de privilegiada conservación. Las dependencias monásticas, articuladas en torno a un claustro renacentista y un patio, se conservan a modo de ruina consolidada. La panda oriental del patio se ha rehabilitado en la segunda década del siglo XXI.
  • Villar de los Barrios. Ermita del Santo Cristo

    A la entrada de Villar de los Barrios nos recibe la Ermita del Santo Cristo, edificación de 1627, reformada en 1830. Al exterior, su sobriedad va condicionada por el áspero aparejo de su fábrica, a base de una mezcla de sillarejo y mampostería cuarcítica, con sillares de correcta labra en caliza y granito para vanos, esquinas, y cornisas. Al exterior se manifiesta su sencilla planta, pese a la adición de diversos volúmenes a su alrededor. El cuerpo central corresponde a la nave, de notable desarrollo tanto en altura como en longitud. Al norte se añadió un amplio pórtico para cobijar a los fieles durante las celebraciones, abierto con tres arcos a septentrión y otro más al oeste. A la izquierda del pórtico, una gran construcción de forma cúbica corresponde a la sacristía. Tanto esta, como la propia cabecera del templo se manifiestan en el alzada oriental, con su característicos aparejo y tres ventanas rectangulares, dos pertenecientes al primer espacio, otra al camarín adosado al testero. La amplitud de este último se percibe en el alzado sur puesto que el cuerpo de la iglesia es ligeramente más ancho que el espacio añadido. Pero el punto más llamativo de la ermita es su fachada oeste, erigida en distintos materiales y articulada principalmente en dos cuerpos. El inferior se abre por medio de una fachada clasicista con pilastras lisas, arco de medio punto sobre impostas molduradas, arquitrabe próximo a las formas canónicas y tímpano triangular partido en su centro para albergar una pequeña hornacina. Aunque a mitad de este cuerpo encontramos un ligero resalte, lo cierto es que el corte no se produce hasta unas hiladas más arriba, conde una imposta lisa y saliente anuncia el arranque de la espadaña. En ella encontramos balcón volado, y dos cuerpos de troneras el primero con dos huecos y el segundo con uno y de menor tamaño. Como si de una superposición de piezas se tratase, en esta ascensión encontramos aletones laterales, molduradas recercadas y pirámides vignolescas. Al interior, la arquitectura resulta igualmente sobria, con muros parcialmente encalados, excepto donde se muestra la sillería, que corresponde a las pilastras que compartimentan la nave en tres tramos mas la cabecera y el camarín. Su cubierta se efectúa por medio de bóvedas de lunetos lisas, de yeso, algún tramo de cañón y una cúpula de media naranja en el espacio del trasaltar. Frente a esta sobriedad desborda el conjunto mobiliario, una soberbia colección de retablos barrocos y rococós, próximos en cronología y ricos en iconografía y tipología. Especialmente relevante es el de la capilla mayor, a modo de retablo transparente y donde se ubica la imagen titular del templo.
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