Bienes históricos y artísticos

Conjunto de fichas

Fichas

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  • Puerta del tabernáculo del retablo mayor

    En la cara exterior de la puerta del tabernáculo se talló un Cristo camino del Calvario con la cruz a cuestas. Se muestra en posición de avance y sujetando la cruz de una forma bastante artificiosa, al modo de algunas composiciones de escultores de progenie juniana. Todo ello se enmarca en una arquitectura clásica, con arco de medio punto y pilastras cajeadas.
  • Tabernáculo del retablo mayor

    Tiene forma ochavada y se compone de un pequeño basamento, un cuerpo jalonado por columnas acanaladas, y una potente cornisa. En la parte inferior se recogen pequeños relieves rectangulares con cabezas de querubes. En el receptáculo propiamente dicho se desarrolla toda la iconografía. Y la cornisa es una sucesión de molduras en tamaño decreciente, en su mayoría lisas. Todo él luce una policromía barroca que no le corresponde, inclusive en el interior que se doró y grabó en esa época a base de composiciones de rocallas, puesto que su ejecución no sería posterior a las últimas décadas del siglo XVI.
  • Ara del altar del retablo mayor

    Pieza cuadrangular de mármol, forrada con lienzo. Contiene "sepulcro" en su reverso y un sello del obispado de Astorga que sirve para fechar la consagración de la pieza en 1863.
  • Retablo mayor

    La historiografía ha tratado este retablo como un máquina de factura neoclásica, pero creemos que debió realizar algún tiempo antes, concretamente entre los últimos coletazos del clasicismo y los primeros compases del nuevo estilo barroco. Se compone de un pequeño banco, liso, pero bastante movido, un único cuerpo organizado mediante tres hornacina y un ático de notable desarrollo. El cuerpo principal se articula gracias a columnas de fuste liso y capitel compuesto que jalonan cada uno de los encasamientos, que a su vez van recercados por un marco con talla de hojitas. Descolla la calle central por su mayor tamaño y altura, llegando a desbordar la línea de entablamento que precede al ático. Este espacio de unión revela lo movido del retablo, con abundantes quiebros, entrantes y salientes que también se trasladan al ático. En este último hay una única hornacina en la calle central, mientras los laterales más rehundidos crean espacios para acoger otra pareja de imágenes. De las seis esculturas que pueblas el retablo tan sólo la mitad son coetáneas o inmediatamente posteriores al mismo, siendo el resto imágenes de carácter industrial. Finalmente, en la coronación del conjunto va un altorrelieve del Dios Padre. Ajeno al retablo es el tabernáculo ubicado en el basamento de la calle central, puesto que ahí el banco se interrumpe. Es una pieza de interés, anterior en cronología, y como el resto de elementos individualizables se analizará en una ficha propia.
  • Frontal de altar mayor

    Frontal de moderna factura a juzgar por el trabajo de su carpintería, pese a que el basto repinte que luce impide precisar mucho más. Se rodea de un marco rectangular, parcialmente moldurado. Y en su casetón central exhibe una cruz remate trebolados asentada sobre un hipotético Calvario. Los tonos celestes y marrones casan con la policromía del retablo y también con la que ya se vio en los confesionarios.
  • Cristo crucificado

    Sobre un "lejos de Jerusalén" se ubica este Crucificado de bulto redondo, coetáneo a la hechura de su retablo. La figura va fijada mediante tres clavos a una cruz de uso procesional, como puede verse en su parte inferior dispuesta para sujetarse entre las manos. El Cristo es una figura bastante movida y con un detallado estudio anatómico. El balanceo del torso y las piernas es evidente, acompasado por la caída de la cabeza hacia su hombro derecho. Los brazos se disponen en un ángulo bastante abierto. Su autor centró sus intereses en el trabajo del rostro y de las guedejas del cabello o incluso en la disposición del grandilocuente paño de pureza, anudado en la cadera derecha y del que pende el sobrante de tela con pliegues duros y alatonados. Sobre la cruz se mantiene el tituli, aunque parece pieza posterior y, desde luego, repintada. El Crucificado también muestra un repinte generalizado, aunque no impide contemplar la idea original de la talla.
  • Ara del retablo del Cristo

    Pieza cuadrangular de mármol forrada con lienzo. Se aprecia la existencia de "sepulcro" al haberse desprendido y permanecer suelto dentro de su forro.
  • Retablo del Cristo

    A pesar de sus diferencias estructurales, este retablo debió de elaborarse al tiempo que el de la Virgen del Rosario, tal y como denuncia su factura, policromía y elementos ornamentales. En este caso, y dada su advocación, su morfología ha variado sensiblemente. Así, se compone de un único cuerpo jalonado por columnas salomónicas que, a su vez, descansan sobre grandes mensulones. La parte central del retablo es un gran marco rectangular en el que se coloca el Crucificado, de ahí que en su fondo aparezca la típica pintura del "lejos de Jerusalén" y el Sol y la Luna. El remate del retablo, a modo de frontón semicircular está ocupado por una gran tarja de hojas carnosas, como en su frontero. Y al igual que en aquel, su banco, las molduras laterales o las piezas de remate van recorridas por orlas de hojitas y colgantes fitomorfos.