Imagen en bulto con peana solidaria que muestra la tradicional representación de este santo, que ha perdido el Niño (así como las manos).
Santo de pie, con el paso avanzado, y manos extendidas donde sostendría al Niño que habría de acompañarle. Tonsurado, viste el hábito franciscano, con ribetes que imitan dorados, y cíngulo que lo ciñe. El tratamiento de los plegados, así como el cuello de la cogulla muestran las limitaciones del artista, apegado a moldes y técnica muy populares.
Molde de hierro de dos valvas accionadas por una larga tenaza empleado para marcar las Sagradas Formas, tal como se prescribe canónicamente. En este caso, lleva grabadas en una de las planchas los moldes para dos hostias grandes (para los sacerdotes) y para dos pequeñas (para el pueblo).
Las hostias grandes inscriben, entre dos grafilas circulares, una cruz de calvario, con gólgota de piedras tres clavos en los lugares en los que se clavaron las manos y pies de Cristo.
Las hostias pequeñas inscriben en una grafila una cruz mucho más sencilla.
Las representaciones se hacen a partir de puntos.
Pescante de obra de forja compuesto de dos barras de hierro torsas rematadas en volutas de varias vueltas, imitando las S de la forja románica. Carece de garrucha, por lo que no puede subirse y bajarse, como suele ser habitual.
Presenta dos partes: superior, donde se encuentra la sujeción (a un pescante) y la parte inferior (el vaso). Ambas se sujetan por tres largas cadenas de eslabones de factura industrial.
El vaso se decora con tres cabezas de un querubines alados.
Artilugio de madera compuesto por una mesa con ruedas y andas, para facilitar su transporte, en cuyo centro se alza un palo rematado en su coronación por una estructura de cuatro brazos, a los que se enganchaban los ramos