Bienes históricos y artísticos
Conjunto de fichas
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- Descripción
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Bienes históricos y artísticos
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Colección de bienes históricos y artísticos de la Tebaida Berciana.
Fichas
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Retablo neogótico
Mueble de factura industrial, compuesto de un solo cuerpo formado por tres hornacinas estilizadas rematadas por agudos piñones y esquemáticos pináculos. En su banco contiene un sagrario de idénticas características, con un fantasioso cáliz y la sagrada forma incrustado sobre él, a modo de relieve. Apoya la estructura sobre un tablero con un anagrama mariano. Para sujetar la "mesa de altar" (un simple tablero horizontal) se bastan cuatro patas torneadas y avanzadas. -
Ara
Pieza cuadrada de mármol que dispone de sepulcro. -
Marco de frontal de altar
Sencillo marco moldurado y policromado que realza un frontal de altar compuesto por un tablero dividido en tres plafones con un anagrama mariano en relieve en su parte central. -
Guardapolvos
Polseras lisas, con entalles en la parte inferior, con personaje adaptado al marco a modo de ménsula que sujeta una pequeña bola (lado izquierdo según se mira) y animal fantástico en el derecho, y media venera en el remate superior. La parte central se adorna verticalmente con relieves entrelazados por medio de cintas en que se alternan motivos vegetales, tondo con busto masculino, cueros recortados, un sumario castillo y filacterias que buscan la simetría y un dinamismo reforzado por la policromía. -
Relieve: Dios Padre
Busto del Padre Eterno. La cabeza dispone de largos cabellos que caen simétricos sobre el manto que cubre los hombros. Destaca su barba hirsuta. Su gesto es inexpresivo. Levanta su descubierto brazo derecho, con actitud de bendecir, y en la mano izquierda sostiene un orbe. -
Visitación
Centran la escena María y su prima Isabel, ambas veladas, pero representadas con clara perspectiva jerárquica. Dos mujeres con golilla se sitúan a su derecha, las acompañantes de la Virgen y San José. San Joaquín asoma por la portada de un edificio junto a otra doncella más. Un gran edificio ocupa casi la mitad de la tabla, que presiden desde las alturas tres ángeles. Un fondo natural ocupa el resto de la escena, cuyos mitigados colores se confunden con el manto virginal. Destaca el buen tratamiento de las manos. -
Anunciación
Interior de una amplia estancia. El arcángel, arrodillado, ha sorprendido a María, sentada, que leía un pequeño libro en un escritorio. Un jarrón de azucenas se dispone entre los dos en segundo plano, rompiendo la peligrosa cercanía física. La paloma del Espíritu Santo, en el centro superior de la imagen, preside el conjunto. El fondo de la composición se articula en tres partes: una ventana a la izquierda, un arco a la derecha que da cabida al paisaje y una alcoba con una cama protegida por unas cortinas que se encuentran anudadas para que podamos verla. El elemento más sorprendente de esta escena es la presencia de un gato negro junto al jarrón de azucenas, animal apenas representado en la iconografía cristiana, que tranquilamente se dispone en el suelo, sin muestra alguna de sorpresa. -
Piedad
Talla con María, sedente y rotunda, sujetando el cuerpo inerte de su Hijo sobre su regazo. María, tocada, con vestido y ancho manto superpuesto, casi una matrona de desproporcionada anchura, sostiene delicadamente el cuerpo, esquelético casi, de Jesús. La mano derecha le pasa por la nuca y no evita que la cabeza, sin vida, se incline hacia atrás. Con la otra mano alza muy delicadamente el brazo izquierdo inerte de Cristo. El derecho se desliza casi hasta el suelo. La policromía de los ropajes virginales contrasta con el cuerpo desnudo de su Hijo, que se cubre apenas con el paño de gloria, discretamente dorado por lo que contrasta poco con su propia carnación. El tratamiento de los paños es excesivamente geométrico, a partir de pliegues paralelos. El conjunto (que fue advocado como la Angustia) está preparado para que el lánguido y cuerpo de Cristo concentre toda la atención. La expresión de dolor es serena, como si estuviera mostrando el triunfo que acaece a Su muerte. Una madre resignada a cumplir lo que estaba escrito. La talla, anónima, acusa rasgos expresivos de la escultura nórdica (centroeuropea) que en la segunda mitad del siglo XV. Se puede ver en los ojos rasgados de María o en el patetismo del cuerpo santo. Esta forma de hacer fue apreciada por las tierras bercianas, como puede comprobarse con la talla de la propia patrona comarcal, la Virgen de la Encina.