Bienes históricos y artísticos
Conjunto de fichas
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- Descripción
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Bienes históricos y artísticos
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Colección de bienes históricos y artísticos de la Tebaida Berciana.
Fichas
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Púlpito (Fuste y collarino)
Si degradada estaba la pieza anterior, el arranque de esta no se encuentra en mejores condiciones. Se trata de un fuste acanalado de marcado éntasis. Sobre él, aparentemente coetáneo y del mismo material calizo, un collarino de múltiples molduración: una media nacela, un bocel y un cuello cilíndrico. -
Púlpito (Basa)
Piedra de aspecto granítico que actúa como basa del púlpito. Pese a su avanzo estado de degradación, son reconocibles sus volúmenes principales. Principia en un basamento cuadrangular y sobre él corre una moldura octogonada, un cuerpo cilíndrico de cierta altura, un collarino saliente y doblado y un cuello cilíndrico sobre el que repaso la siguiente pieza de la estructura del púlpito. -
Púlpito (Tribuna)
Pieza de forja, dorada, compuesta de seis paneles rectangulares articulados a base de motivos fitomorfos de muy distinto signo, con flores, rameados y hojas. Todos son similares, excepto el central, cuya labor resulta más intrincada e incorpora un motivo de chapa recortada en forma de ancla. El remate superior, en forma de moldura de cierre es de madera, pero se forró con una fina chapa metálica adaptándose a su forma. -
Ángel tenante
Escultura de bulto redondo de un gracioso angelito sentado sobre el remate derecho (según se mira) del ático. Viste túnica larga, ceñida a la cintura y policromada de colores verdosos con flores en el anverso y de color rojo en el reverso. De sus hombros nacen sendas alas, coloreadas en rojo y azul. Luce cabellera corta y rubia. Entre sus manos porta una cartela de movidos perfiles que podría confundirse con una suerte de arpa o lira, pero en realidad es una superficie lisa que sirve para colocar parte de una inscripción en la que se recoge la fecha de dorado de retablo. -
Ángel tenante
Escultura de bulto redondo de un gracioso angelito sentado sobre el remate izquierdo (según se mira) del ático. Viste túnica larga, ceñida a la cintura y policromada de colores verdosos con flores en el anverso y de color rojo en el reverso. De sus hombros nacen sendas alas, coloreadas en rojo y azul. Luce cabellera corta y rubia. Entre sus manos porta una cartela de movidos perfiles que podría confundirse con una suerte de arpa o lira, pero en realidad es una superficie lisa que sirve para colocar parte de una inscripción en la que se recoge la fecha de dorado de retablo. -
Relieve de la Orden de franciscanos
El relieve que remata el segundo cuerpo del retablo o su ático, según se mire, no es sino una composición de carácter simbólico. Entre hojarascas y tornapuntas arrocallados, asoman cuatro cabezas de querubes y en su centro un medallón oval con las armas de la Orden de san Francisco: las cinco llagas de Cristo y los brazos cruzados de san Francisco de Asís (vistiendo el sayal) y de Jesucristo (desnudo), ambos mostrando sus respectivas heridas. -
Niño Jesús de San Antonio de Padua
En nada desmerece esta imagen de su santo protector, San Antonio de Padua, hermanando con él tanto en autoría como en cronología. Es un Niño Jesús tallado completamente, de bulto redondo, con una elegantísima postura curvada y un marcado contraposto. Lanza su mano izquierda hacia delante, mientras la derecha se abre hacia un lateral para sujetarse al santo de Padua. La cabeza acusa los mismos problemas que la anterior, aunque esos agitados cabellos rubios que luce la otorgan mayor gracia. El trabajo anatómico es correcta, aunque al mostrarse habitualmente vestido se impide la contemplación de dichos detalles. -
San Antonio de Padua
Imagen barroca de San Antonio de Padua, elaborado por algún escultor conocedor de las formas fernandescas y con un manejo de las gubias bastante resuelto. Nos muestra al santo en pie, vestido con la característica vestimenta monacal (túnica ceñida, cordón franciscano, manto sujeto en el cuelo...), sujetando al Niño Jesús en su mano izquierda y una vara de flores en la derecha. Acaso, lo más flojo de la imagen sea la resolución del rostro, que aunque define bien sus facciones, se muestra un tanto inexpresivo. El cabello está bien trabajado, en pequeños mechones y luce tonsura. Como la imagen de la Virgen Inmaculada que veremos en otro retablo posterior, el conjunto se animó con una riquísima policromía, con estofaduras, labor de picado, y minuciosos diseños a pincel.